BECHOL LASHON Español – Responsabilidad

ascoliPor Michael Ascoli

“¿Y yo qué puedo hacer?”. “Si la sociedad que me rodea está basada por un lado en lo falso y por el otro en la exageración, si los políticos no hacen más que mentir todo el tiempo y también en el trabajo hay muy poca transparencia, ¡yo solo no puedo cambiar las cosas!”. Por supuesto que no, nadie puede cambiar el mundo solo. Pero la autocompasión es ilícita. Si bien nada es perfecto, existen cosas mejores y peores. Si bien nada es intachable, existen manchas más grandes y manchas más pequeñas. El mandamiento “de palabra de mentira te alejarás” (Shemot, 23:7) implica una acción, el valor de alejarse, de tomar distancia. No, mentir no es suficiente. Aquellos comentadores que cuentan este precepto como uno de los 613 preceptos (hay quienes en cambio lo identifican con otros), lo colocan entre los preceptos positivos. Por tanto, se trata de algo que debemos hacer, no de algo del que huir.
Sus implicaciones prácticas no son predecibles, porque las circunstancias pueden ser de las más variables. En el Talmud (Shevu’òt, 30b-31a) se dan muchos ejemplos. Todos estos ejemplos se refieren al tema del juicio: de hecho, sabemos muy bien que para los judíos un poder judicial sano y sólido constituye el pilar de una sociedad justa. Se trata de recomendaciones procedimentales, ya que el falso testimonio se condena en otro lugar: no poner incómoda a una de las dos partes, no dar a una parte más tiempo que a la otra, no dar siquiera la sensación de que el juez sea más cercano a una de las dos partes. A estas recomendaciones se le añade también la obligación de no defender a quien resulta ser sospechoso de falso testimonio, no recurrir a trucos o expedientes, etc. El mundo judicial nos sirve para aprender a comportarnos en la vida cotidiana: el mundo real está lleno de insidias, trolls y fake news y nadie puede huir del engaño. Pero la obligación de investigar antes de apoyar o no una iniciativa, de comprobar la veracidad de las fuentes antes de difundir una noticia, es responsabilidad de todos nosotros. No basta con decir “yo no he hecho nada malo”. Y por supuesto, también se prohíbe formular discursos tendenciosos o ambiguos por escrito, si bien literalmente el versículo de la Torá se refiere a “palabras de mentira”.

*Michael Ascoli, rabino. Traducido por Arianna Mercuriali, estudiante de la Escuela Superior para Intérpretes y Traductores de la Universidad de Trieste, de prácticas en la oficina del periódico de la Unión de las Comunidades Judías Italianas.