BECHOL LASHON Español – Katja Petrowskaja, Muchas identidades, una historia
Fue muy dificil el primer contacto con Katja Petrowskaja, la galardonada autora de Vieilleicht Esther, su primera obra que después del prestigioso Ingeborg Bachmann Prize recibió reconocimientos en toda Europa. Al pedirle una entrevista, ella contesta en cuestión de minutos y no deja espacio para malentendidos: “Gracias por tu correo. Me encantaría hablar contigo, es un gran honor ser entrevistada por tu periódico, pero tengo que decirte que no me siento judía, no tengo ninguna idea de las tradiciones… Además, nunca formé parte de una comunidad y crecí como una hija del régimen soviético. Si piensas que de todas formas podrá ser interesante hablaremos, pero no puedo hacerme pasar por otra persona”. Eso no es el tipo de respuesta que esperas de la autora de un libro que cuenta los recorridos de una familia judía, su familia, en los callejones oscuros del siglo XX. Para bromear podríamos hablar de resistencia al análisi, pero la intensidad de Petrowskaja y su asombrante franqueza no dejan espacio a frivolidades o afirmaciónes simplicistas. El tiempo pasado con ella esta hecho de largos silencios, debidos al cansancio y a la profunda necesidad de contar la verdad, que muy a menudo puede ser sorprendente.
La pura verdad que, junto a la reconstrucción de la historia de su familia, se embarca en un viaje en el siglo XX. Es una verdad que recorre las calles que ya cruzaron las culturas y los idiomas entrelazados – polaco, ruso, ucraniano, yidis y hebreo. De esta mezcla de idiomas y culturas estan hechos sus raíces. Tal vez se llamaba Esther su bisabuela que en 1941, en Kiev, pidió la dirección para el Babi Jar a dos soldados alemanes y recibió un distraído disparo de pistola como respuesta. El Babi Jar será la silla del massacre de varias decenas de miles judíos ucranianos. Tal vez esta es la razón de su dureza que no perdona a nadie, tampoco a si misma, y que se ve claramente en los encuentros publicos.
Un ejemplo elocuente sería lo que pasó en el Salón del libro de Turín, donde la autora no oculta su molestia por una presentación de Vielleicht Esther que parece concentrarse más en la representación irreal de la autora y de su historia que en lo que el libro quiere contar. “Lo que yo no entiendo es que en cada presentación hay reglas que tienen que ser aplicadas, como dejar bastante margen a los autores, pero aquellos dos solo me hablaban por encima: tampoco hablaban con migo, solo hablaban de mi. Más aún, hablaban de si mismos.”
Katja Petrowskaja puede asustar pero cuando, por fin, la encuentro sin las decenas de personas que la buscan por un autógrafo, una palabra, una última pregunta, ella manifiesta su manera de ser. No tiene escrúpulos a la hora de contestar en modo brutal y imprevisible. Cada palabra esta precedida por largos silencios, espaciados por sonrisas tan grandes como instintivas y fugaces.
Vieilleicht Esther no acaba de tener éxito. ¿Estás feliz?
Si. No. No sé, estoy agotada… Me afecta mucho ahora escuchar todos los discursos sobre mí, sobre lo que escribí y lo que quería decir.
¿Y piensas qué no te hace justicia?
Claro, a veces si. Dicen cosas preciosas, emocionantes, que aun me hacen llorar… pero son demasiadas palabras, y razonamientos, y porque escribí esto así, y me ponen en comparación con otros autores… al final no sé si tienen razón. A veces pienso que no me hace justicia.
Muchos escibieron que tu libro parece a Austerlitz de Sebald, que también es considerado una de las mayores obras de la literatura alemana, después de Thomas Bernhard. No es poco, y Sebald no es el único escritor que compararon con Vielleicht Esther.
¿Puedo confesarlo? No los leí. No he leído ninguno de aquellos grandes libros que todos piensan que he leído. No leí nada de Primo Levi, por ejemplo. ¿Es terrible? No debería decirlo, lo sé, pero por un lado estoy consciente del hecho que por esto tuve que escribir Vielleicht Esther, porque no tenía que leer esos libros.
El primer premio que ganaste es el Ingeborg Bachmann Prize, concedido a primeras obras en alemán. Tu lengua materna es el ruso.
Si, escribí en alemán y no es mi lengua materna. Este es el único elemento ficticio en el libro. Aprendí el alemán a los treinta años y todavía mis padres no entienden la razón. Para ellos – y tal vez también para mi – es el idioma del enemigo. Para mi ha sido una manera de acercarme a mis raíces, lo mismo fue para mi hermano que estudiando el hebreo, se ha acercado al hebraísmo. De hecho que se trata de un libro muy intimo, escribiendo en mi lengua materna habría sido una especie de memoria de mis recuerdos. Lo escribí en alemán para alejarme de todo esto. Es mi tentativa de controlar ideas inaguantables. Son parte de mi historia, pero siguen siendo inaguantables, también cuando llegan a ser la Historia.
Dijiste que el alemán es el único detalle ficticio en el libro. ¿Cuántas cosas son verdaderas en tu romance?
Todo. Absolutamente todo.
Se trata de historias divididas para capítulos, y los capítulos están en diferentes estilos. Cuando empezaste, ¿tenías las ideas claras sobre lo que querías escribir?
No sé. Iba buscando partes de mi historia. Conté todo lo que encontraba, al igual que como y cuando lo hacía. Cualquier instrumento me iba bien. Tal vez es por esto que los capítulos están tan diferentes entre ellos. ¿De verdad te parecen diferentes?
¿Puedo preguntarte por que escribiste Vielleicht Esther?
No tenía nada que hacer…
¿Escribirás otro libro?
No sé.
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El éxito de Vielleicht Esther, primera obra que permitió a Katja Petrowskaja ganar el Ingeborg Bachmann Prize, ha sido grande y inmediato.
Nació en Kiev en 1970, de lengua madre rusa, estudió literatura eslava en la Universidad de Tartu en Estonia, y después de hacer el curso de doctorado en Standford y en la Universidad de Columbia, se graduó en Moscú. Tenía casi treinta años cuando se mudó a Berlín y empezó su trabajo como periodista para un título ruso y después para los títulos alemanes Neue Zürcher Zeitung y Taz. La escritora obtuvo una beca de investigación de la Fundación Robert Bosch para realizar su debut literario y llevar un capítulo de Vielleicht Esther a Klagenfurt para el Ingeborg Bachmann y que le permitió también editar el libro en 2014. La traducción de Ada Vigliani para Adelphi, Forse Esther, que es una de las primeras traducciones del libro, es del mismo año. Quizás, Esther, que Petrowskaja quiso escribir en alemán (idioma que aprendió al llegar de sus treinta años) nos cuenta la historia de una familia donde están entrelazadas raíces judías de Rusia, Ucrania, Alemania. Nos cuenta la historia de su familia.
Fue candidata al premio en la Feria del Libro de Leipzig y al Aspekte-Literaturpreis, y ganó el premio Ernst Toller, el Premio Strega Europeo y el Premio Adelina della Pergola de ADEI-WIZO. Los criticos consideran su libro una obra maestra.
*Este artículo ha sido traducido en español por Giulia Castelnovo, estudiante de la Scuola superiore traduttori e interpreti di Trieste, que está haciendo su práctica para la revista Pagine Ebraiche.
El diseño es de Giorgio Albertini.