LIBROS – La actualidad de Emanuele Artom,
80 años más tarde

Hay que hojear las páginas del manuscrito con cuidado y delicadez. Cada una de ellas está cubierta con unos papeles de seda que sirven de protección. Se trata de páginas esparcidas de distintos tamaños que se escribieron en bolígrafo o en lápiz y que están salpicadas de anotaciones, tachaduras y correcciones. Si se hojea este diario, es natural imaginar al joven Emanuele Artom anotando sus impresiones desde su casa, en la ciudad bombardeada de Turín; o imaginarle sentado en la mesa de uno de los campamentos de partisanos mientras describe, sin retórica, la vida de quien ha elegido la Resistencia. Pasar las páginas de aquel manuscrito significa recorrer una parte fundamental del siglo XX italiano. La letra cursiva ágil y densa de Artom da la idea de un hombre joven que es capaz de captar rápido los matices de su presente.
El diario, editado por Guri Schwarz y republicado en 2022 por Bollati Boringhieri, es uno de los patrimonios que la Fundación Centro de Documentación Judía Contemporánea de Milán (Cdec, por su sigla en italiano) conserva en su archivo. Para quien lo haya leído, es difícil no emocionarse hojeando el original, o mirando la anotación inicial de la madre al abrir la carpeta: “Este paquete lleva el diario autógrafo de Emanuele Artom. Este tiene un gran valor histórico”.
Estas páginas, una vez recogidas y ordenadas, se publicaron por primera vez en 1966 gracias al trabajo de la madre Amalia Segre y la entonces directora del Cdec Eloisa Ravenna. Se trata de páginas que se escribieron entre el invierno de 1940 y el invierno de 1944 y que hablan de judaísmo, de persecuciones antijudías, de fascismo y antifascismo, de Resistencia y del espíritu humano. Por ejemplo, el 26 de enero de 1943, cuando Artom tenía 28 años, recuerda a sí mismo, a sus compañeros y a los que vendrán: “El fascismo no es una teja que, por casualidad, ha caído sobre nuestras cabezas. Es un efecto de la apoliticidad y entonces de la inmoralidad civil de los italianos. Si no cultivamos una consciencia política, no sabremos gobernarnos, y una población que no sabe gobernarse cae inevitablemente bajo dominio extranjero, o bajo la dictadura de uno de los suyos”. O aun el 22 de septiembre de 1942, cuando describe su relación con su identidad judía: “Estoy contento de que ayer hice el ayuno de Yom Kipur, porque dejar el judaísmo siempre significa empobrecerse”. En sus palabras se encuentran innumerables intuiciones e ideas que siguen teniendo valor aún hoy en día. Volver a tenerlas entre manos este año, aunque no leamos el original, es un valor adicional.
El 7 de abril fue el ochenta aniversario de su brutal asesinato por mano fascista. No hay rastro escrito de su último mes de vida. Sabemos que le capturaron en marzo y que le torturaron con ferocidad durante semanas hasta matarlo. Su cuerpo, que enterraron en algún lugar por las orillas del torrente Sangone, nunca se ha encontrado. El manuscrito termina el 23 de febrero de 1944 con estas palabras proféticas y siniestras: “Dejo de escribir porque se oscurece”. Sin embargo, la oscuridad nunca ha caído sobre su historia y su diario, justo gracias a muchas iniciativas, como la marcha que se le ha dedicado en Turín y aquel manuscrito que se conserva en el Cded. Una pequeña obra maestra que merece la pena hojear.

Traducido por Francesca Pischedda y revisado por Diana Drudi, estudiantes de la Escuela Superior de Intérpretes y Traductores de la Universidad de Trieste, pasantes en la oficina del periódico de la Unión de las Comunidades Judías Italianas – Pagine Ebraiche.