BECHOL LASHON Español – Solo 2.424 judíos sefardíes han pedido ser españoles

spainMiguel González*

“Puede haber hasta medio millón de personas que puedan considerarse sefardíes en el mundo, pero parece que menos de 100.000 acabaran solicitando finalmente el pasaporte espacio”, declaraba en enero pasado a EL PAIS el director de la Unión Sefardí Mundial, José Benarroch. Sus cálculos pare-clan avalados por la avalancha de peticiones de información que recibieron los consulados españoles, especialmente en Israel, cuan-do se anunció que España estaba dispuesta a reparar la injusticia hist6rica cometida con los judíos que fueron expulsados de Castilla y Aragón por los Reyes Católicos en 1492 y que se dispersaron por el norte de África, los Balcanes o el Imperio Otomano. Más de un alió después de publicarse la ley y a los diez meses de su entrada en vigor, el 1 de octubre de 2015, solo 225 sefardíes residentes en Israel han solicita-do el pasaporte español. Y la cifra total de peticiones es de 2.424, según datos del Ministerio de Justicia a 4 de agosto pasado. Solo una nacionalidad ha sido concedida hasta ahora al amparo de la nueva ley y otros 256 expedientes están concluidos, mientras que los restantes se encuentran en trámite. Hay que tener en cuenta que la norma solo estará en vigor tres años, hasta el 1 de octubre de 2018, aunque el Consejo de Ministros podría prorrogarla un ano La complejidad de los trámites que deben cumplimentar los aspirantes hace pensar que diez meses no es tiempo suficiente para hacer balance y que a medio plazo podrían multiplicarse las solicitudes, pero es seguro que, con los requisitos actuales, difícilmente se alcanzar ni de lejos la cifra de entre 90.000 y 200.000 expedientes que Rego a citar el presi-dente de la Federación de Comunidades Judías de España, Isaac Querub. La gran novedad de la reforma, promovida por el anterior ministro de Justicia Alberto Ruiz-Ga-Hardin, fue la posibilidad de que los sefardíes accedieran a la nacionalidad española sin tener que renunciar a la de origen, algo hasta ahora reservado a los iberoamericanos. “cuanto os hemos echado de menos!”, Rego a proclamar el rey Felipe VI, dirigiéndose a los sefardíes, tras sancionar la ley. Las cifras son, sin embargo, mucho Unas modestas que las pro-clamas. En países donde residen decenas de miles de sefardíes, como Turquía o Marruecos, el número de solicitantes no llega al centenar. Ello se debe, según distintas fuentes, a la complejidad de los tramites, tildados de farragosos y onerosos. Tramites complejos Para acogerse a la ley hay que acreditar la condición de judío originario de Esparta mediante un certificado expedido por el presi-dente de la Federación de Comunidades Judías de España o por el rabino del lugar de residencia, así como demostrar el uso del ladino o haketia como idioma familiar, aportar partida de nacimiento o certificado matrimonial, informe motivado sobre la pertenencia de su apellido al linaje sefardí y cualquier otro documento que acredite vinculación con España. Obtener todos estos documentos no siempre es Mal, dada la diáspora del pueblo judío y la eliminación de familias enteras en la Shoah (Holocausto). Una vez conseguidos y debidamente traducidos y legalizados, deben remitirse a la Dirección General del Registro y el Notariado. A partir de ahí comienza un auténtico viacrucis, porque el solicitante debe viajar a España para comparecer personalmente, salvo excepciones, ante el notario designado, al que aportar los me-dios probatorios y la documenta-chin exigida. Los costes de tramitación pue-den oscilar entre 3.000 y 5.000 euros, incluidas las tasas (100 euros), que se abonan aunque la solicitud no prospere. Además, los interesados deben superar un examen de español y una prueba de conocimiento de la Constitución y la realidad social y cultural españolas. En estas condiciones, según los expertos, ni los sefardíes de mayor edad ni los de menores recursos económicos se decidirán a emprender la carrera de obstáculos que supone obtener la nacionalidad española. La nostalgia de Separad tira mucho, pero no tanto.

*El Pais 28.08.2016