Golda Meir, Fiorito cuenta el relato
de la estadista israelí amiga de Nenni,
que Fallaci admiraba

En este dinámico y bien documentado volumen destacan las relaciones que la estadista mantenía con Italia. De hecho, en una celebre entrevista con la periodista Oriana Fallaci, otra figura que no pudo resistir a aquella interlocutora nada común, afirmó: “Nenni es uno de los mejores individuos que se puedan encontrar hoy en el mundo. Porque es tan honesto: ¡tiene una tal rectitud, una tal humanidad, un tal valor en sus convicciones! Le admiro como nunca he admirado a alguien”.
Fallaci, que seguro no estaba acostumbrada a los cumplidos, declaró: “Aunque alguien no esté de acuerdo con ella, no se puede no respetarla, admirarla, aún más quererle bien”. Fiorito cuenta que la amistad entre Meir y Nenni se desarrolla a lo largo del camino de las relaciones entre la dirección sionista laborista y los socialistas europeos, en un marco internacional a menudo hostil (aun entonces llovían resoluciones de un cierto tipo), y Nenni intentó mediar en favor de su amiga varias veces.
Entre las páginas más sugestivas del libro cabe mencionar aquellas en las que se habla del “fallido atentado de Ostia” de enero de 1973, cuando agentes de los servicios de inteligencia irrumpieron en un piso de la zona costera de Roma bloqueando a cinco terroristas palestinos que estaban armados con misiles superficie-aire y listos para derribar el avión del primer ministro de Israel. El 17 de diciembre del mismo año otros terroristas cumplieron la primera de las dos masacres terroristas del aeropuerto de Fiumicino.
“En este caso también vemos toda la fragilidad del Lodo Moro”, escribe Fiorito, mencionando el supuesto pacto de no agresión entre el Estado italiano y el Frente Popular para la Liberación de Palestina. Golda había encontrado el entonces ministro de Exteriores de Roma en 1970 en Nueva York, junto a Abba Eban, ministro de Exteriores de Jerusalén. Moro declaró que el encuentro había sido constructivo y fue a Israel al año siguiente. Sin embargo, “su política filoárabe nunca cambió”, subraya Fiorito. Política que estaba destinada a volver incluso en los días del secuestro en la prisión de las Brigadas Rojas, donde “él mismo evocó el celebre Lodo, con la esperanza de obtener una negociación del Estado con los terroristas para conseguir su liberación”.

Traducido por Francesca Pischedda y revisado por Martina Bandini, estudiantes de la Escuela Superior de Intérpretes y Traductores de la Universidad de Trieste, pasantes en la oficina del periódico de la Unión de las Comunidades Judías Italianas – Pagine Ebraiche